Iniciando con el recorrido para saludar a los peregrinos, el papa Francisco llegó al parque Eduardo séptimo, Lisboa, Portugal, donde se ubica la “Colina del Encuentro”, escenario en el que se llevó a cabo la ceremonia de acogida.
El cardenal Manuel Clemente, fue el encargado de dar la bienvenida al sucesor de Pedro, agradeciendo al papa y a los peregrinos, “¡Bienvenidos a nuestra casa común! ¡Y bienvenidos todos vosotros también, peregrinos de esta Jornada! Aquí te trajo las mismas ganas de conocer, compartir y celebrar lo que más te mueve en el camino hacia un futuro solidario e fraternal, en todo pueblo y entre todos los pueblos”.
Posteriormente, a través de una presentación artística, una religiosa ingresó con una caja llena de cartas, representando las miles que jóvenes de todo el mundo, enviaban al papa Francisco, comentándole diferentes situaciones y problemáticas, desde sus realidades.
Con el canto “Hoy es un día de sol” de Ever Márquez, las banderas de las diferentes nacionalidades, ingresaron al palco principal donde estaba el papa Francisco, de igual forma los símbolos de la JMJ , luego de peregrinar por el mundo.
El papa Francisco inició con la parte litúrgica de la bienvenida, dirigiendo una oración en la que pidio a Dios que despertara en los fieles, el fuego apostólico. Seguido del canto del “aleluya”, se proclamó el evangelio según San Lucas, que relata como “la mies es abundante y los obreros son pocos”.
“Amigos, no están aquí por casualidad. El Señor los llamó, no sólo en estos días, sino desde el
comienzo de sus vidas. Sí, Él los ha llamado por sus nombres”, expresó el papa Francisco en su discurso.
Invitó a imaginar esas “palabras escritas en letras grandes; y después piensen que están escritas dentro de cada uno de ustedes, en sus corazones, como formando el título de tu vida, el sentido de lo que eres: has sido llamado por tu nombre, has sido llamada por tu nombre, he sido llamado por mi nombre.” expresó el papa.
Francisco prosiguió, “en esta Jornada Mundial de la Juventud, ayudémonos a reconocer esta realidad esencial; que estos días sean ecos vibrantes de la llamada amorosa de Dios, porque somos valiosos a sus ojos, a pesar de aquello que a veces ven nuestros ojos, empañados por la negatividad y deslumbrados por tantas distracciones”.
Al concluir, mencionó que “tenemos una gran ayuda, una Madre que, especialmente en estos días, nos toma de la mano y nos muestra el camino: María”.
“Que estos días sean ecos vibrantes de la llamada amorosa de Dios” – Ceremonia de acogida JMJ 2023.