ANTES DE LA ERECCIÓN DE LA DIÓCESIS
Antes de la llegada de los españoles florecieron en nuestras tierras mesoamericanas muchos grupos humanos (etnias) con diferentes culturas y civilizaciones. Tales asentamientos precolombinos o prehispánicos habían alcanzado altos niveles de desarrollo, expresado en la diversidad de ciudades y de idiomas, de los cuales se conservan muchos en Guatemala y México. Esta región era un verdadero paraíso; en primer lugar por su biodiversidad, la cual ofrecía una gran variedad de especies animales y vegetales alimentadas por muchos recursos hídricos (ríos, lagunas y lagos); y en segundo lugar, por las abundantes minas de oro, plata y otros metales preciosos.
Este mundo cultural indígena entró en una de sus más profundas crisis debido a la irrespetuosa y violenta invasión de los conquistadores españoles, quienes con el afán del dominio y explotación de estas tierras, llegaron a nuestro continente en 1492, bajo el mando de Cristóbal Colón, apoyado por la corona española.
En Centroamérica la conquista se realizó desde dos frentes antagónicos la expedición proveniente del Sur, dirigida por Pedro Arias de Ávila, conocido por los historiadores como Pedrarias, gobernador del Darién (Panamá), que ansiaba apoderarse del oro y la plata de la región central. Este, después de vencer y ejecutar a Vasco Núñez de Balboa, en lucha por el “Botín de Panamá”, envió varias expediciones a lo largo del litoral pacífico. La segunda de ellas en 1523, al mando de los navegantes Gil Gonzáles Dávila y Andrés Niño, quienes se apoderaron de la provincia de Nicaragua y descubrieron el Golfo de Fonseca y las costas salvadoreñas. Posteriormente envió por tierra a Martín Estete para apoderarse de la provincia de Cuscatlán, pero éste fue rechazado por los indígenas Pipiles y Lencas y se vio obligado a regresar a Nicaragua.
Ante tal situación y para impedir el dominio de Pedrarias, en diciembre de 1523 Don Pedro de Alvarado emprendió la expedición del norte, proveniente de México. Alvarado, después de invadiro y conquistar la Provincia de Guatemala fundó en el año 1524 la Villa de Santiago de los Caballeros (Antigua Guatemala), posteriormente llegó a la provincia de Cuscatlán, enfrentando sangrientas batallas contra los ejércitos pipiles durante varios meses; fundándose la primera Villa de San Salvador en 1525. Desde el punto de vista político, más que una conquista fue una cruel invasión de los españoles contra los pueblos aborígenes que nunca quisieron perder su identidad cultural y religiosa. Para Fray Bartolomé de las Casas de la conquista fue una clara usurpación y violento irrespeto a la vida y dignidad del indígena.
No podríamos hacer el mismo juicio respecto a la primera evangelización de la Iglesia Católica en nuestro continente. La mayoría de los historiadores eclesiásticos coinciden en afirmar que la conquista estaba inspirada en un doble ideal : “al rey infinitas tierras y a Dios numerosas almas”. Los primeros misioneros tuvieron más problemas con los mismos españoles que con los indígenas. La mayoría de ellos defendieron la libertad de los indígenas y su derecho de propiedad, denunciaron los maltratos y la esclavitud por parte de los conquistadores, hicieron una propuesta no forzosa de la fe, invitándoles a recibir sacramentos a través de la predicación en los idiomas nativos, etc. Esto era lo que exigían muchos documentos pontificios como las bulas de los papas Pablo III (1537) y Pío IV (1546), que invitaban los misioneros a respetar la dignidad de los indígenas. Sin embargo no podemos negar que algunos misioneros, afanados por la conquista de almas, también irrespetaron la cultura aborigen destruyendo templos sagrados, imponiendo la doctrina católica, los sacramentos y el idioma español, sin hacer una justa valoración de su cultura. Pero estos casos eran excepcionales.
Durante el primer período colonial los pueblos indígenas recibieron al mismo tiempo la espada (conquistadores) y la cruz (evangelización). Fue debilitándose paulatinamente la religión nativa en la mayoría de etnias y, con el aprendizaje del nuevo idioma, también lo esencial de la cultura originaria. Algunos elementos de la cultura indígena se clandestinizaron, conservándose con mucha pureza en aquellas etnias que lograron escaparse de los conquistadores y misioneros. Otros, en cambio, se sincetizaron o se integraron con el catolicismo, formándose así la Religiosidad Popular. A pesar de que la misión de la Iglesia católica fue muy reconciliadora y respetuosa, haciendo esfuerzos claros por entender y defender a los indígenas, no se lograron borrar los resentimientos y heridas causadas por los conquistadores, pues los pueblos indígenas de nuestro continente aún buscan su reivindicación, en medio de una sociedad globalizada y a más de 500 años de la conquista.