
La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo. La Iglesia se une todos los años, durante los cuarenta días de la Gran Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto.
La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. En el 2021, del 17 de febrero al 1 de abril. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.
En la diócesis de San Miguel, durante este año se tendrán en cuenta algunos aspectos como la celebración de los Vía Crucis, al interior de los templos, para seguir con las medidas de bioseguridad, evitando la propagación de la COVID-19. Más indicaciones las dará a conocer Monseñor Fabio Colindres, a través de un vídeomensaje.
El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual. La penitencia, traducción latina de la palabra griega “metanoia” que en la Biblia significa la conversión (literalmente el cambio de espíritu) del pecador, designa todo un conjunto de actos interiores y exteriores dirigidos a la reparación del pecado cometido, y el estado de cosas que resulta de ello para el pecador.
El Código de Derecho Canónico, cánon 1249 expresa que “Todos los fieles, cada uno a su modo, están obligados por la ley divina a hacer penitencia; sin embargo, para que todos se unan en alguna práctica común de penitencia, se han fijado unos días penitenciales en los que se dediquen los fieles de manera especial a la oración, realicen obras de piedad y de caridad y se nieguen a sí mismos, cumpliendo con mayor fidelidad sus propias obligaciones y, sobre todo, observando el ayuno y la abstinencia.”
Hay que cumplir con el precepto del AYUNO y la ABSTINENCIA, así como con el de la CONFESIÓN y COMUNIÓN anual. El AYUNO consiste en hacer una sola comida al día, aunque se puede comer algo menos de lo acostumbrado por la mañana y la noche. No se debe comer nada entre los alimentos principales, salvo caso de enfermedad.
El Catecismo de la Iglesia menciona que “el ayuno es para todos los mayores de edad, hasta que tengan cumplido cincuenta y nueve años”. Se llama abstinencia a privarse de comer carne (roja o blanca y sus derivados).
Preparemos nuestro espíritu, para la CUARESMA 2021 con el lema «Mirad, estamos subiendo a Jerusalén…» (Mt 20,18). Cuaresma: un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad.
La Cuaresma, tiempo de conversión