
La Jornada de la Vida Consagrada instituida por el Papa San Juan Pablo II en 1995 celebra sus veinticinco años. Y la Iglesia Universal agradece este don del Señor a su amada Esposa, la Iglesia.
La Vida Consagrada es una luz de esperanza por su vida fraterna y su servicio de amor a todos, especialmente a los pobres y a los que sufren. La misión de la Vida Consagrada en crear fraternidad en un mundo herido por la división y los enfrentamientos, que generan sufrimiento y miseria en todas partes.
La Vida Consagrada es lámpara del Señor, luz en la noche del mundo: una oscuridad de sentido y esperanza, que hiera profundamente a la humanidad. Es bálsamo en las heridas de la humanidad sangrante, creciendo en comunión fraterna y misión evangélica. Y así encarna al “Buen Samaritano”, que se acerca al herido en la cuneta del camino, cura sus heridas, y lo lleva a la casa de los hijos de Dios, la casa de la fraternidad, cuidando de él (cf Lucas 10,25-37).
En la actualidad, los consagrados también ayudan con una mirada especial a personas que experimentan nuevas formas de injusticia, aflicción y desesperanza: los afectados por la COVID-19.
La diócesis de San Miguel, felicitó y saludó a través de su pagina de facebook a las congregaciones presentes en esta Iglesia Particular, agradeciéndoles por el trabajo pastoral que realizan en el territorio eclesial. Cuenta con 11 congregaciones femeninas y dos masculinas.
“LA VIDA CONSAGRADA, PARÁBOLA DE FRATERNIDAD EN UN MUNDO HERIDO”